sábado, 18 de abril de 2009

Necios


Todos queremos ver a Ignatius encerrrado, lobotomizado por las pastillas y los electroshocks. No soportamos su delirante irracionalidad caminando entre nosotros. Mucho menos aguantamos que nos diga que somos prisioneros de un estilo de vida. "¡Al manicomio, urgente!", gritamos. Gracias Myrna por rescatarlo, pero también por alejarlo de la triste felicidad de New Orleans.