Quiero escribirte una carta, pero no puedo agarrar la lapicera; redacto una oración y comienzan a dolerme los dedos. Las palabras emergen de mí vínculo con la técnica. La creación está relacionada directamente con el tacto de la yema de mis dedos sobre el teclado. Mi cuerpo se transforma, sólo puedo mandarte un mail.