martes, 15 de julio de 2008

Milenio negro

Por P.E.

Un grupo de hombres y mujeres de clase media acomodada (de acuerdo a las categorizaciones del sistema capitalista burgués), se rebelan contra la estabilidad y la calculabilidad biopolítica de un medio ambiente determinado por la técnica moderna. Conscientes de que el hombre no consigue una estabilidad natural, se proponen romper con el confort del capitalismo, no desde una lógica marxista bipolar dominante-dominado, sino desde un deseo de libertad real. De esta manera es que intentan subvertir el orden establecido por técnicas de biopoder propias de los Estados constitucionales, no para volver a un medio ambiente propio de la tekhne antigua, sino para superar el estadío de la técnica moderna. Para ello provocan revueltas en distintos espacios símbolos de la clase media: expo-mascotas, museos, videoclubs, cine, bibliotecas, locales de comida rápida, etc. Intentan terminar con el “nihilismo pasivo de la resignación” y modificar la base operada técnicamente del hombre desde el “hacer”... barullo, en este caso. Desde esta idea no denuncian un dominio de la Era tecnológica ni mucho menos. Rechazan conceptos humanistas de dominación. Son privilegiados del sistema: profesionales reconocidos con altos salarios, dueños de fastuosas casas en barrios privados y propietarios de lujosos automóviles, entre otras cosas materiales. Por lo tanto, no se rebelan contra determinadas condiciones de producción económica, sino que auguran transformar la naturaleza de la técnica moderna, que los subyuga desde el gasto útil, el “buen vivir” y la sociedad de control.

J. G. Ballard lo hizo (nosotros, la clase media citadina, lejos está de esa intención revolucionaria).