lunes, 12 de mayo de 2008

Con ustedes, los piratas

Por Ariel Cappelletti

Desde hace un tiempo se viene hablando de piratería,… (No, nosotros no nos olvidamos de los banqueros y políticos de turno) sea de música, películas, ropa, y diversos etcéteras.

En este caso, nos referiremos a la música. Las grandes companías chillan constantemente, porque los cds que intentan vender son copiados, y vendidos más baratos (nadie dice que muchas de esas multinacionales fabrican grabadoras de compactos). Sin hacer un análisis exhaustivo, pongamos un ejemplo. Un disco se vende a $28,30. De ese dinero, un músico (en el caso de que lo sea, el único y verdadero sustento de toda la industria), recibe por CD, en el mejor de los casos, entre 50 y 70 centavos. Irrisoria es la cifra si tenemos en cuenta que la multinacional discográfica le vende el disco en cuestión a las disquerías en unos 15 o 18 pesos, por lo que el disquero de turno se queda con unos 10 o 15 mangos por unidad vendida.

¿A que apuntamos? Las compañías jamás mencionan el “daño cultural” que provocan al cajonear catálogos completos, sea por que tal grupo o solista “ya no vende”, o sacar porquerías cuando un grupo se pasa de discográfica. También queremos señalar los absurdos, anticuados y costosos métodos de difusión, gastando decenas de miles de pesos en un video, repetido hasta el hartazgo en cualquier cadena de videos. Publicidad, en medios gráficos, radios, “publicidad no tradicional para nuestros exigentes clientes” (así debe razonar con lo que tiene arriba del cuello el gerente de marketing de Sorny).

Por esto creemos que es saludable la proliferación, cual conejos de primavera (o en la estación en la que se reproduzcan) de una cantidad nada despreciable de blogs de descarga directa de música, una manera de soplarle la nuca (o el culo) a las millonarias discográficas. De estos se destacan los vinculados al Punk y aledaños (Ska, Reggae, Hardcore, Revival Mod, etc.), en donde aparece a disposición del ocasional internauta, discos imposibles de conseguir de otra manera, creando así un reservorio musical y cultural , de carácter mundial, que incluso es estimulado por las propias bandas. A nuestro entender esta actitud, tiene un parentesco con ciertas prácticas libertarias, de renunciar a la autoría intelectual de las creaciones.

Estos sitios, pasan la propiedad intelectual por alto, al tomar las creaciones como un conjunto creativo cultural, que pertenece a aquellos que lo “descargan”. Por supuesto, no harán que las multinacionales del disco desaparezcan. Pero siempre es grato saber, que el espíritu rebelde de los que no se conforman con los que se difunde, está vivo.