Por L.A.
Dejar gotear la inspiración. Renunciar a la forma. Desplazarse en el espacio sinuoso que rodea el lienzo sin tensar. Crear engañando al azar. Jackson Pollock o “Jack the Dripper” (apodado por los críticos de arte en alusión a la técnica del dripping -goteo- o action paiting), fue el pintor de los años cincuenta que más cuerpo le puso al arte.
Artista rebelde. Palos, espátulas y pintura mezclada con vidrio molido o arena eran sus instrumentos. Influido por Picasso y el surrealismo evolucionó hacia el expresionismo abstracto expresado en trazos que se entrelazan hasta formar una trama densa y compacta de gran impacto como en “Full fathom five” (1947) y “Marrón y plata I” (1951). En el año 2006, una gran tela de Pollock titulada “No. 5, 1948”, de 120 x 250 centímetros, fue vendida a un empresario mexicano por la suma por 140 millones de dólares superando al "Retrato De Adele Bloch-Bauer I" de Gustav Klimt y convirtiéndose en el cuadro más caro de la historia del arte.
Pollock vivió con la pintora Lee Krasner diez años. En 1945, contrajeron matrimonio y ella lo ayudó a luchar contra el alcoholismo. Se comunicaban con el arte, se amaban a través de sus creaciones e incluso llegaron a pintar juntos. Parafraseando a la cantante y artista neoyorkina Patti Smith, Pollock reunió las gotas que Picasso dejó (a propósito o no) en el Guernica y así renovó el arte americano.