"Periodismo Independiente", "Periodismo Real", "Periodismo Puro", etc son más o menos los latiguillos de las cadenas de noticias televisivas, radiales o gráficas. Este afán de gritar "somos periodistas libres" no ocurre sólo en Argentina, sino que pasa en todos los países occidentales. No digo orientales, porque allí son más sinceros: "No me gusta lo que decís, au revoir". Está claro (al menos para el que escribe... sino para quién otro), que es mucho más peligrosa la situación de los países "constitucionalistas". Quién duda que el régimen talibán censuraba. Sin embargo más confuso es el escenario en democracias donde se necesita destacar de modo constante que nadie determina lo que se tiene que decir. Que el único que puede cometer ese delito "terrible" contra un medio de comunicación es un gobierno. Ante este eslogan, los medios se colocan hábilmente como agentes neutrales de los conflictos.
Para los amigos de este blog está claro que el análisis es evidente, pero siempre es necesario plantear este juego de los medios cuando existe un conflicto de intereses. El piquete ahora es tractorazo. De repente, la sociedad no es "rehén" de los que cortan rutas. Ahora tirar la mercadería de los camiones no es "vandalismo". De un día para otro los funcionaros de baires no les piden a los niños del teflón que "avisen" para cortar callao y santa fe. La intención de este post (como muchos otros), es señalar que no existen actores objetivos. Incluso aquí se está marcando una posición con respecto al conflicto. Una vez un grupo de intelectuales invitó a Borges a una mesa redonda para discutir "el problema judío". Ácido, el cieguito los miró y les dijo: "Sepan perdonar mi ausencia, pero no veo ningún problema en el judaísmo". Es importante tener en claro una cosa: si alguien tiene que destacar que es independiente, algo huele a podrido.