La crítica cinematográfica en la Argentina diambula por senderos tendenciosos que llaman poderosamente la atención. En relación al estreno de "Vicky Cristina Barcelona", película ¿39? ¿40? o ¿41? de Woody Allen, me encontré con críticas que se vienen reiterando desde el momento en que algunos intelectuales (que se jactaban de ser fans del neoyorquino durante su "época" psicoanalítica) decidieron que el viejito judío de Brooklyn "no iba más". No me animo a decir que vi todas las películas de Woody Allen (sé inconscientemente -perdón por el oximoron- que siempre alguna me falta por mirar), sin embargo tengo claro que el ideólogo de Annie Hall, Manhattan, Días de Radio, Crímenes y Pecados y Match Point, es el mismo realizador que Robó, huyó y lo pescaron, La última noche de Boris Grushenko (no sé por qué esa peli me hace acordar a la "Invensión de Morel", de Bioy Casares), Sombras y niebla, Ladrones de medio pelo y La maldición del escorpión de Jade. Woody Allen hace películas muy buenas, más o menos y ¿pobres?. No hay secretos en eso. Sin embargo, ya lo dijimos acá una vez, ir al cine a mirar una de "Gudi" es una inversión garantizada (perdón el término económico). Me cago de risa y me paralizo a la vez al escuchar monigotes de la radio y la tele hablar impunemente de Woody Allen, cuando se les nota en su expresión que nunca podrán disfrutar siquiera una de sus películas. No podrían sentir jamás el dulce y melancólico placer que nos regalan Vicky Cristina Barcelona y otras mil y una películas más de Allan Stewart Konigsberg. En fin, vale la pena mirar cine.
*Vicky Cristina Barcelona ganó el Globo de Oro a "mejor comedia" y Penélope Cruz (a quien un crítico de la tele argentina acusó de "sobreactuar") estuvo nominada como mejor actriz de reparto para los Globo de Oro, ganó el Goya por esa misma categoría y espera los resultados de los Oscar en marzo. ¿Ninguno entiende nada? (¿sería divertido que haya críticos de los críticos o sería convertirse en policías como ellos?).