martes, 2 de octubre de 2007

Automáticos*


Por Nicolás Rombo

“Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo”, escribe Borges en “Las Ruinas Circulares” (Ficciones, 1944). De alguna manera, Automáticos, obra teatral escrita por Javier Daulte, describe el instante en el que los sujetos descubren el dolor de la enajenación. Cómo cinco adolescentes que conforman un grupo escolar de ciencias (“Fina”, “Cristina”, “Carol”, “Toni”, “Omar”) se manifiestan ante ellos mismos como sólo imágenes, en el emprendimiento divino de provocar que tres maniquíes (“Pelirroja”, “Morocha”, “Brad Pitt”) reproduzcan sensaciones propias de los seres humanos.

Mediante una puesta en escena de cinco personajes adolescentes dueños de distintos problemas (madres suicidas, padres desempleados, bulimia), Daulte muestra, a través de los actores "androides" (“Pelirroja”, “Morocha”, “Brad Pitt”), el vacío en el que caen los sujetos cuando se cuestionan inconscientemente el automatismo. Los tres muñecos que toman vida, en su condición de seres instituidos, son los que incentivan a los protagonistas (“Fina”, “Cristina”, “Carol”, “Toni”, “Omar”) a preguntarse acerca del significado de la existencia, haciendo brotar así sus angustias. Thriller atrapante (siempre quise escribir esta frase), Automáticos (que da mucho lugar a la risa), sin dejar de describir problemáticas sociales y culturales, centra especial interés en ese Sujeto que, inmerso en la cotidianeidad, tropieza con el absurdo de simplemente no ser.

*Automáticos se presenta en el Teatro Timbre4 (Boedo 640, timbre 4).