viernes, 20 de julio de 2007

El cine de Woody


Por Patricio Erb

Seguramente peleándome con nadie, me surgió la necesidad de salir a defender a Woody Allen. Anoche (recién), aprovechando que una amiga me prestó películas del newyorkino para que me grabara, volví a mirar después de mucho tiempo Hannah y sus hermanas.

Durante la película me enojaba mentalmente con aquellos (que no conozco), que adoptaron la costumbre de criticar a “Gudi” porque repite siempre los mismos escenarios: escritor, judío, hipocondríaco, con un edipo irresuelto, que no sabe si quedarse con su bella esposa, irse con su bella amante o volver con su bella ex mujer, que deja de creer en Dios, que necesita encontrar una nueva religión. Pensaba: “qué estúpido(s), si pudiera(n) hacer por lo menos una de esas supuestas películas malas que filma”.

Midnight in Barcelona; El sueño de Casandra (ambas todavía sin estrenar); Scoop; Match Point; Melinda & Melinda; Todo lo demás; Hollywood Ending; La maldición del escorpión de jade; Ladrones de medio pelo y la genial Dulce y Melancólico (para citar, si culturalia no me falla, las últimas diez películas del clarinetista), me permitieron dar cuenta de que es uno de los directores de cine del cual más títulos miré.

Por otra parte, al nombrar todas estas películas (que pude ver, a excepción de las dos pelis que no se estrenaron), logro descubrir que con todas la pasé bien. No existió ningún título por el que diga: “Qué perdida de tiempo” (cosa que me suele pasar en festivales, por ejemplo).

Mientras que en Dulce y Melancólico se puede encontrar un maravilloso relato apócrifo sobre el guitarrista Ray Emette (fanático del real Jean Baptiste "Django" Reinhardt), en Scoop los ojos agradecen la actuación de una bellísima Scarlett Johansson junto a un sobrio Woody Allen que, a pesar de tener a una joven esposa en la vida real (Soon-Yi), comenzó a reservarse papeles de viejito simpático, que posiblemente provocan envidia en muchísimos otros comediantes.

Fue entonces al enumerar que el cineasta genio judío había filmado diez películas (buenas, más o menos y no tan malas, que hicieron que la pasara bien) en los últimos diez años (por tiempo, espacio y ganas no escribiré nada sobre sus otras veintipico de películas... sería afano), me dije a mi mismo: “Por qué demonios se te cruzó por la cabeza un segundo criticar a Woody Allen; dedicate a mirarlo; disfrutalo, loco”.