Esta semana una amiga me recomendó el blog de Daniel Link. Charlamos (casi siempre mediante mails) que sería atractivo colgar blogs "amigos" a ML. Amigos virtuales (no los conocemos, claro está). Usualmente, el año pasado (parezco La Nación armando las oraciones al revés), subíamos artículos que llamaran nuestra atención. No tenían que estar escritos por nosotros, ni por ningún conocido. Nos gustaba compartir notre musique. Sin embargo dejamos de publicar notas de otros. Una compañera de trabajo me preguntó irónica: "¿Fontanarrosa escribe para tu blog?" El comentario me ruborizó. Decidí no volver a subir artículos de plumas conocidas.
Esta tarde me crucé con la literatura de Link en el periódico Perfil de los sábados. Con seguridad el año pasado hubiera subido sus letras directamente. Aquí y ahora estoy cohibido por una rosarina naturalizada carioca. No voy a hablar del artículo de Link, leelo. Mi ejercicio es escribir y, de paso, compartir la bella arquitectura de las palabras de otros que, en definitva, uno solo elige visitar.