Por L.A.
¡Amaneció una Verdad!
Taciturna, distraída y atenta deambulaba,
bellamente suspicaz
por los pasillos de la memoria efímera.
No atravesaba… transitaba,
no saltaba… se hundía en un deseo de victoria y alegría
Relatando un árbol rojo
cuya escalera se asemeja a un caracol cuadrado
ella, se conmovía.
Su corazón echaba cenizas,
cuando andaba descolocada y parlante
En una silla acostumbrada a la modorra
juntaba voces y experiencias de media escala
El imán de su conciencia
sin responsabilidad ni pena
comediaba con su cuerpo hostilmente elegante
bellamente suspicaz
por los pasillos de la memoria efímera.
No atravesaba… transitaba,
no saltaba… se hundía en un deseo de victoria y alegría
Relatando un árbol rojo
cuya escalera se asemeja a un caracol cuadrado
ella, se conmovía.
Su corazón echaba cenizas,
cuando andaba descolocada y parlante
En una silla acostumbrada a la modorra
juntaba voces y experiencias de media escala
El imán de su conciencia
sin responsabilidad ni pena
comediaba con su cuerpo hostilmente elegante