jueves, 31 de enero de 2008

Yo o el blog


Con el ego al mango, ML acerca un artículo de Christian Ferrer sobre la escritura en los blogs, publicado en Clarín el miércoles 30/01/08 (¿fin de la discusión?): "Blogs o el espectáculo del yo".

miércoles, 30 de enero de 2008

310 fotos


Por Facundo Carmona

El buque arriba 22:30. Es un día idéntico a cualquier otro. Hay que hacer algunos trámites, esperar los bolsos en la cinta mecánica y tratar de conseguir un taxi. En lo posible uno en el cual el chofer no tenga cara de facineroso. Hace calor, está promediando el verano, aunque Buenos Aires sigue semi desértica. Subimos al auto y ella se duerme automáticamente. Los edificios de Catalinas tienen las luces apagadas.

En la mochila la cámara, y en la cámara 310 fotos. 310 fotos ordenadas cronológicamente: con flash, sin flash, de un dedo, del mar, de un negrito, de un edificio encantador, de un mate, de una bandera, de ella, de mí. 310 fotos; algunas anecdóticas, de esas que uno pone en la repisa; otras con una mirada más “profunda”: las cuales uno atesora como muestra de su virtuoso ojo avisor.

Una semana, una quincena o un mes. No importa. Ellas están ahí para atestiguar nuestras vacaciones y celebraciones; y también nuestros accidentes, auditorias, seguros, etcétera. Mera reproductividad técnica al servicio de la memoria. El taxi avanza por Av. Córdoba, el tachero me dice algo sobre el clima, no lo escucho. La cámara me requiere. El tipo intenta un nuevo embate, pero desiste. Sigo mirando fotografías. 310 fotos y ninguna historia. Las fotos zumban por la pantalla LCD y no aflora el relato. Me acuerdo de Aira: “la fotografía no dio un artista que pueda ponerse a la altura de un Picasso o de un Stravinsky o de un Eisenstein. Y no es cuestión de esperar, porque el pasaje (de un simple medio a la expresión) se da en un momento temprano, o no se da nunca”.

También me acuerdo del Walsh de “Fotos” y de las palabras de un profesor sobre la fotografía, la cultura popular y el arte. Lo de siempre. El coche, es uno de esos diminutos e incómodos modelos 2007, se llena de aire de lluvia. El clima se pone un poco más denso, suena un trueno a mi derecha, sobre Palermo. Falta poco, unas seis cuadras. Pienso en Walsh, en la mentada sombra de Borges y el atino de sumergirse en la no fiction. También en las balas y en la pasta de héroe. Todos tienen sus héroes, hasta los intelectuales “comprometidos”.

Sin embargo la fotografía carece de su Walsh. No puede salir del mero periodismo, de la crónica, como tampoco de la publicidad y la anécdota. Acumulación de datos muertos: la nena y el helado, un globo tomado en contra picado y recortado sobre un cielo marmolado (obvio, en blanco y negro), fotos de niños ricos paseando por las ruinas de un ciudad de Oriente. Nuestras vivencias cotidianas retratadas, petrificadas en 10x15, pero jamás narradas.

Llegamos. Pago y le digo al chofer, tendría unos cuarenta y cinco años, algo sobre el aumento de los servicios. El tipo me sonríe y me contesta una boludez, sobre los negros y la policía. Subimos presurosos, tiramos las cosas en el suelo. Pido una pizza, prendo la compu y me pongo a bajar fotos.

martes, 29 de enero de 2008

(Juan) Salvo... al género


En un día cualquiera, la actualidad de El Eternauta sirve para ver el valor (estético) de la literatura de género.

lunes, 28 de enero de 2008

Yo y otros yoes


A modo de continuar con la discusión sobre la literatura blog, la primera persona, el ego (por qué no), el elitismo, etc, ML recomienda un largo artículo de la escritora y periodista María Moreno ("Yorando en el espejo"), que salió publicado ayer en Radar. Una opinión distinta acerca del Yo en la literatura. Vale la pena.

sábado, 26 de enero de 2008

Diario de la guerra del cerdo

"No country for old men" (No es país para viejos). Un adelanto fotográfico de la última peli de los hermanos (Joel y Ethan) Coen. Basada en una novela de Cormac McCarthy.


Bardem se luce como desquiciado


Los hermanos de Minneapolis

viernes, 25 de enero de 2008

¿Los blogs son una mierda?

Por P.E.

“Publico para dejar corregir”, solía decir Borges. Está claro que esta frase no se aplica a la totalidad de los escritores. En principio, porque no todos tienen medios para difundir sus obras; luego, porque muchos publican sin demasiados prejuicios. Así aparece la (vieja nueva) polémica que tuvo como protagonistas a Horacio González (director de la Biblioteca Nacional) y a los defensores de la literatura blog.

González señala que en el blog se disuelve al distancia entre el escritor y el texto. Algo así como que en la web uno es las palabras que escribe. A su vez dispara contra “la falta de responsabilidad pública en la escritura” que derivan de los blogs.

Sería importante volver al principio de este post (“no todos tienen medios para difundir sus obras”). Es una realidad que la mayoría de los escritores no pertenecen a la burocracia literaria que unos pocos ostentan. Ni hablar de la falta de apuestas por nuevas plumas de las grandes editoriales. De esta manera, ¿puede juzgarse livianamente al blog como espacio de escritura?

Es genial la observación de González sobre la disolución entre escritor y texto, sin embargo no puede dejar de verse en el blog un disparador de literatura. También es importante detenerse en otra verdad que plantea el autor de “Perón, reflejos de una lucha”: la falta de responsabilidad pública en la escritura. Aquí, pese a que muchos levantarán el dedo acusador, el blog, como toda publicación, debería mantener una estructura piramidal. No tanto para restringir la producción, sino para evitar al comentarista profesional.

Un aluvión de “moderadores” en Internet generaría más responsabilidad en los “editores” de los sitios digitales. Sería una manera de diferenciar al productor del comentarista. Porque es ahí en realidad donde surge toda esta polémica. Ni González, ni Birmajer pueden estar en contra de Casas y su libro (Ensayos BONSAI), surgido de palabras virtuales, que ahora pueden tocarse.

El problema está en el falso pluralismo que ofrece Internet, en el anonimato patoteril, en la necesidad imperiosa de opinar (sin tomarse siquiera el mínimo laburo de crear un blog –sic-). Sin lugar a dudas hacia ahí están dirigidas las críticas de González, aunque en la columna de Ñ sólo pareciera detenerse de manera genial en realizar un análisis semiótico acerca de los bloggers.

Sería importante trascender estas críticas, y trabajar en quitarle el trajecito de diario íntimo que lleva puesto el blog. Cómo aprovechar un espacio que permite generar nuevos escritores más allá de los celosos guetos literarios. “Publico para dejar de corregir”. Tengo que ir a laburar, che (ups, tenías razón González).

jueves, 24 de enero de 2008

Blog white


miércoles, 23 de enero de 2008

Una mafia sin glamour


Por P.E.

Quien otro mejor que Scorsese para filmar las miserias de la mafia. Tal vez decidido a volver a sus orígenes, el cinéfilo nacido en Queens logra con The Departed (Los Infiltrados, 2006) desmitificar la idea de que formar parte del crimen organizado es maravilloso. Lejos de películas sobre la mafia como Buenos Muchachos (1990) o Casino (1995), donde la decadencia aflora tras un momento efímero de glamour, en Los Infiltrados todos son miserables full time. No existen casas fastuosas, autos de 100 mil dólares o piedras de diamante; en la mafia de Boston, desde Costello (jefe de la organización, interpretado por el siempre soberbio Nicholson) hasta el matón de más baja categoría son simples pobres tipos.

Aquí, el papel de los supuestos buenos (la policía de la ciudad) o los malos es marginal al relato. Scorsese, conocedor del submundo citadino (Mean Streets –1973-; Taxi Driver –1976-; Al Límite –2000-), muestra que la mafia es propia de tipos despiadados pero inseguros, temerosos y traidores. Ni de casualidad existe lealtad entre este tipo de personajes. No existe solidaridad. Cada cual pretende salvar su propio culo. De ninguna manera funciona un código de caballeros mafiosos. Trabajan para el crimen en desmedro de la policía local, aunque se aseguran de mantener buenas relaciones con el FBI (la policía federal). Son ratas. Eso describe de modo perfecto Scorsese. El glamour de Gangster Americano (de Ridley Scott –2008-) es irreal.

Que existió la mafia ítaloamericana escrita por Puzo nadie lo pone en duda, sin embargo Los Infiltrados permite abrir los ojos acerca de cómo es la verdadera vida en el submundo. Es real que en la actualidad los dueños de los grandes carteles de droga tienen un estilo opulento, propio de la familia Corleone, pero cuántos son los que pertenecen a ese círculo. Sin lugar a dudas la mayoría forma parte de la miseria, de apretar a un almacenero por 25 dólares a cambio de “seguridad”, de romperle las piernas a un viejo porque no pudo cubrir una apuesta, de volarle la cabeza de un tiro a un yonki sin guita para su dosis... en definitiva, la mayoría forma parte de una mafia sin glamour.

martes, 22 de enero de 2008

Adelanto: mafia sin glamour


A modo de anticipo. De manera estupenda, Scorsese es capaz de quitarle glamour a lo que otros se mueren de ganas por mitificar.

lunes, 21 de enero de 2008

Esperandote


Someday Baby
Del disco Modern Times (2006)

I don't care what you do, I don't care what you say
I don't care where you go or how long you stay
Someday baby, you ain't gonna worry po' me any more

Well you take my money and you turn it out
You fill me up with nothin' but self doubt
Someday baby, you ain't gonna worry po' me any more

When I was young, driving was my crave
You drive me so hard, almost to the grave
Someday baby, you ain't gonna worry po' me any more

I'm so hard pressed, my mind tied up in knots
I keep recycling the same old thoughts
Someday baby, you ain't gonna worry po' me any more

So many good things in life that I overlooked
I don't know what to do now, you got me so hooked
Someday baby, you ain't gonna worry po' me any more

Well, I don't want to brag, but I'm gonna wring your neck
When all else fails I'll make it a matter of self respect
Someday baby, you ain't gonna worry po' me any more

You can take your clothes put 'em in a sack
You goin' down the road, baby and you can't come back
Someday baby, you ain't gonna worry po' me any more

I tried to be friendly, I tried to be kind
I'm gonna drive you from your home, just like I was driven from mine
Someday baby, you ain't gonna worry po' me any more

Living this way ain't a natural thing to do
Why was I born to love you?
Someday baby, you ain't gonna worry po' me any more

sábado, 19 de enero de 2008

Divina pareja


Disculpá mis actos de hampón, siempre hay quilombito en un cielo de dos*

*Extracto del tema Flight 956 (Porco Rex. Indio Solari)

viernes, 18 de enero de 2008

Una bizarra vida de consuelo



Por L.A.

¡Amaneció una Verdad!
Taciturna, distraída y atenta deambulaba,
bellamente suspicaz
por los pasillos de la memoria efímera.
No atravesaba… transitaba,
no saltaba… se hundía en un deseo de victoria y alegría

Relatando un árbol rojo
cuya escalera se asemeja a un caracol cuadrado
ella, se conmovía.

Su corazón echaba cenizas,
cuando andaba descolocada y parlante
En una silla acostumbrada a la modorra
juntaba voces y experiencias de media escala

El imán de su conciencia
sin responsabilidad ni pena
comediaba con su cuerpo hostilmente elegante

jueves, 17 de enero de 2008

The godfather black

miércoles, 16 de enero de 2008

Sueño de una noche fría


Sudado de estar sentado, decido darme una ducha antes de irme a dormir; primero tibia, después fría. Casi sin secarme me acuesto en la cama frente al ventilador (velocidad media). Escucho el inicio de una tormenta. Es fuerte. Al rato, deja de llover. El calor sigue. El sudor está al acecho para volver a aparecer en mi rostro mientras duermo.

martes, 15 de enero de 2008

Lleno de contradicciones


"bien me interesa esa película, la voy a ver en estos días. ahora bien, ¿no podés decir que la película está buena sin tanto preámbulo tira mierda? ¿de que hay gente ignorante, gente imbécil, gente caca y todo lo demás?, qué agresivo, disfruta de la vida. Mirá películas y chau", me dijo una flaca mediante un comentario. Le contesté: "Tenés razón". Hace algunos post subí la frase: "dediquémonos a coger... no rompamos más las pelotas", en alusión a un propio comentario acerca de las notas sobre culos que publicaron algunos medios. Está claro que no resisto un archivo de una semana. Tengo mil contradicciones. Generalmente intento no levantar el índice cuando escribo, pero cómo carajo no terminar (in)conscientemente catalogando algo.

"mirar la película y chau"; "dediquémonos a coger... no rompamos más las pelotas" o directamente no tener un blog son las maneras de no caer en el rol de policías de la cultura. Sin embargo ¿qué otra cosa es la literartura más que una metralladora de chismes bien escritos? Malón Literario surgió, ante todo, como espacio para escribir. La intención nunca fue hacer crítica literaria ni nada por el estilo. Si muchas veces caigo en eso pido perdón. Pero quiero dejar en claro que si a veces escribo un "preámbulo tira mierda", es con intención literaria. Café Lumière (o cualquier película, libro, artículo periodístico, etc) sólo es una excusa para escribir. En esta oportunidad fue con un preámbulo tira mierda. Seguramente estaba enojado con alguien o algo que escuché por ahí (sinceramente me olvidé), pero quiero que quede manifiesto que Malón Literario apareció para divertirme, para ver mis permanentes contradicciones estéticas, para disfrutar de la vida, pero nunca para que afloren comments berretas.

lunes, 14 de enero de 2008

Cine: ¡dadme (siempre) revelaciones!


Por P.E.

Poco orgulloso de la ignorancia, generalmente evito alardear sobre lo que no entiendo. Jamás logro comprender cómo alguien utiliza su pelotudez para justificarse. Siempre me resultó sumamente vergonzoso no saber. Está claro que existe una diferencia gigantesca entre el desconocimiento y la ignorancia. El ignorante no tiene curiosidad. Camina por el mundo despreocupado de lo que pasa alrededor. No me refiero a una falta de solidaridad ni nada por el estilo. El imbécil deambula sujetado a algo que funciona como cimientos de su castillo berreta de verdad. Sin embargo, después de ver Café Lumière (2003), cómo se discute con alguien cuando dice que el cine oriental “es una mierda”. Con el ignorante sucede que nunca desconfía de sus sentidos. Al contrario que Descartes, el que manifiesta que el nuevo cine argentino “le da sueño” (les juro que no estoy escribiendo sobre mí), cree sólo en lo que ve. Su metodología de conocimiento está en la percepción. Sus creencias están formadas a partir de los hábitus corporales. Si de repente un director chino (Hou Hsiao-hsien) decide filmar una película eludiendo el contrato perceptual que el cine tiene con el espectador, la sala 3 del ArtePlex de Cabildo va a empezar a gruñir. Las fuertes respiraciones de los señores maduros se escucharán a cinco, seis u ocho filas de distancia, la conversación de la señora con su marido sobre la visita al médico comenzará a entremezclarse con mis piernas que se cruzan de un lado a otro, como si no supieran dónde diablos acomodarse. Tal vez me estoy encasillando solito en el lugar de ignorante, sin embargo el cine debe apelar a los golpes de efecto. Sino: ¿qué otra cosa va a buscar uno a un lugar oscuro lleno de desconocidos alrededor? Café Lumière justamente carece de todo eso que la sinopsis de la revista El Amante me pide que ¡no vaya a buscar!: golpes de efecto, vueltas de tuerca y grandes revelaciones... en definitiva, Café Lumière carece de lo más maravilloso que tiene el cine.

sábado, 12 de enero de 2008

Relativismo berreta


Los comentarios (y nada más) me dan un tufillo que no me gusta nada... soy parte de ese olor.

viernes, 11 de enero de 2008

"¡Es tan cómodo ser menor de edad!"


Por Ignacio Maciel

Nos detendremos unos momentos en el texto de Kant “¿Qué es la Ilustración?”. Texto de importancia capital no sólo para intentar un análisis de orden filosófico sino también para hacer una interrogación que afecta lo político, tanto en lo institucional como en lo individual. Esta interrogación se hace necesaria en tanto Kant comienza a responder la pregunta lanzada por la Revista mensual de Berlín con una breve pero cabal definición de la minoría de edad. Pregunta: ¿qué es la Ilustración? Respuesta: la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad. Pero ¿qué significa ser menor de edad? La minoría o mayoría de edad no tiene absolutamente nada que ver ni con un desarrollo psicofísico (como lo quieren las ciencias positivas, en especial la medicina) ni con una figura jurídica (figura que necesariamente debe apoyarse en las definiciones que aporta la ciencia) ni con una dependencia onanista (como le gusta al psicoanálisis). Ser menor de edad, en Kant, significa no poder servirse del propio entendimiento; ser esclavo de la religión, de la medicina, incluso de los libros. La minoría de edad está dada por la existencia de tutores, esos vigilantes de nuestra moral, nuestra dieta y nuestro entendimiento. ¿Qué significa esa estupidez que hace de la mayoría de edad un punto fijo en la temporalidad vital? Ser menor de edad es estar sumido sin atenuantes a la comodidad más abyecta; no es, ni de lejos, tener siete, diez o quince años. Es cómodo que otros decidan por mí: entre otras cosas, me ahorra de la agotadora tarea obrar éticamente, de preguntarme ante cada acontecimiento sobre el devenir de mi accionar. La comodidad no es compatible con la crítica, signo indiscutible de la Ilustración. “¡Es tan cómodo ser menor de edad!”[1]. Ahora bien, esa comodidad es un efecto propiciado por la sumatoria de cobardía y pereza. Ser mayor de edad implica dejar los aposentos y salir al ruedo.

Estas respuestas de Kant nos sirven para pensar las representaciones que, casi 250 años después, nosotros tenemos de la minoría de edad, nos sirven también para pensar el fenómeno escolar como fenómeno que afecta a menores de edad. El problema estriba en creer que la escuela alberga en su seno a “naturales” menores de edad. Antes bien, la escuela produce menores de edad, subjetiva menores de edad; la escuela recibe individuos y devuelve menores de edad. Cuando decimos escuela estamos pensando también en la universidad, institución paradigma de la minoría de edad. Desde ya que hay profesores que alientan una ascética de la movilidad y promueven una salida de la comodidad, pero no es este el objetivo de la institución en cuanto tal. Se equivocan aquellos que creen que uno se inserta en la institución escolar para aprender; uno va a la escuela a hacerse sumiso y temeroso del todo. La escuela no enseña a pensar, enseña a obedecer. Y esto lo consigue mediante un complejo entramado de disposiciones disciplinarias, inscriptas en una determinada relación de poder, que dan como resultado un sujeto cobarde y perezoso: el ciudadano.

La escuela puede representar (es decir, subjetivar) menores de edad porque su aparato discursivo selecciona estratégicamente sus asientos teóricos y prácticos. Representa no de una manera anárquica y casual, sino de una manera racionalmente ordenada. Dice Sandra Carli en su texto El problema de la representación. Balances y dilemas: “(…) diríamos que la representación del niño remite a una relación asimétrica, en la cual (…) el representante adulto se ubica en una posición no simétrica, no horizontal, no de paridad respecto del niño. Si bien esta relación de representación entre otros actores sociales, en este caso la diferencia radica en el status civil, en la mayoría de edad del adulto y en la minoría de edad del niño”. Esta disimetría puede darse solamente por el carácter racional de las estrategias discursivas que conforman a la escuela moderna. La escuela es hija directa del positivismo y de la idea de progreso: como todo progresa naturalmente, la minoría de edad puede delimitarse etariamente. ¿Pero qué pasaría si los cánones para definir la minoría y la mayoría de edad no fuesen los de la ciencia y fuesen los de Kant? La autoridad estaría sometida a la contingencia y la previsivilidad necesaria a todo proyecto político se caería por un barranco. Si la escuela tomase a Kant como bandera, podría suceder que un alumno obtenga la mayoría de edad muchísimo antes que su docente, y la autoridad “inmanente” a todo proceso de aprendizaje se disolvería. Es por esto que llegamos a la siguiente conclusión: la escuela es una institución moderna hasta la médula, pero de ningún modo puede considerarse tributaria de la Ilustración como proyecto ético-político. La escuela nos prepara para todo, menos para ponernos cara a cara con la peligrosidad íntima que nos constituye. “¡Muévete!”, tal es la divisa de la Ilustración. “¡Reposa tu comodidad y tu miedo!”, tal el edicto que la escuela moderna (demasiado moderna) profiere.

[1] Kant, Emmanuel. “¿Qué es la Ilustración?”, página 33, Caronte Filosofía, 2004.

jueves, 10 de enero de 2008

Adiós a tu investidura


Definitivamente, la medicna moderna es la institución más poderosa del mundo. Ni la Iglesia, ni los sindicatos, ni el empresariado, ni los partidos políticos son capaces de quitarte la investidura con el talento que lo hacen los médicos (o los dentistas, en este caso). El otro día (el miércoles) estuve en el odontólogo. Inmediatamente después de que uno se sienta en ese super sillón (sería genial si fuera para mirar televisión), uno queda indefenso ante el poder indiscutido de "El Doctor". Creo que en "Poder Psiquiátrico", de Foucault, se muestra cómo la medicina moderna le quita investidura a nada menos que a el REY (que recibía el mandato divino), quien ahora está a merced de la ciencia médica. También recordaba cómo en "The West Wing" (serie americana sobre el detrás de escena de la Casa Blanca, protagonizada por Martin Sheen), el mismísimo presidente de los Estados Unidos tiene que dejar de lado su investidura para poder ser tratado por un psiconalista. ¿Cuál es la solución para finalizar con esta institución dinosauria? Simplemente mirar "Doctor House"* o dejar que se te caigan los dientes.

*Serie sobre la vida de un médico poco convencional (foto) ¡No usa guardapolvo!. Vale la pena conocerla.

miércoles, 9 de enero de 2008

Borges virtual(izado)


Ni fuimos los primeros (lo subimos en septiembre pasado en el noveno aniversario de Google), ni Clarín será el último (seguramente lo volverá a publicar en abril próximo cuando sea la feria del libro), pero plantear como algo novedoso que puede considerarse a Borges el "prefigurador del World Wide Web" es un poco triste. No era necesario que saliera un libro sobre el tema ("Borges 2.0", de Perla Sassón-Henry) para ser consciente de ello, sólo era necesario leerlo un poquito. Esto me sirve para mostrar la influencia que tiene un gran multimedio. Impuso toda clase de modas literarias: Cortázar, policiales, comics, García Marquez... Nadie crea que Buenos Aires vivía un nuevo "boom latinoamericano" cuando Clarín decidió editar todos los libros de Cortázar. Simplemente "el diario del pueblo argentino" tiene el mérito de contar con el poder de la aguja hipodérmica de Adorno. Perdón que insista con este tema, pero la capacidad de los grandes medios de comunicación masiva de influir sobre las acciones de la población aun subsisten. Comprendo las mediaciones de Martín Barbero, la cultura híbrida de García Canclini o el zappin de Jorge Rial, pero que de repente una parte importante de la sociedad se ponga a leer policiales demuestra que existe una hegemonía cultural. Puede ser que los grandes medios se apropian de significaciones de las culturas populares, pero cómo salirse de la idea de que en definitiva son los grandes monopolios comunicacionales los que imponen hábitos (en este caso de lectura). Vuelvo al laburo.

martes, 8 de enero de 2008

Preguntas abortadas


Por P.E.

“Tiene ocho hijos. Él es partidario de la pena de muerte”, dispara Capote maravillosamente en un pasaje de “Música para camaleones”. Esta frase me sirve para señalar la contradicción presente en los militantes fundamentalistas (¿existe otra clase de militancia?) que se adueñan de la defensa por la vida. El año pasado trabajé sobre una creencia instalada en el imaginario colectivo: “El aborto como una práctica inmoral”. Mediante un corpus de declaraciones mediáticas efectuadas por un arco de personas (pro-abortistas, anti-abortistas, médicos especializados en bioética, religiosos, cientistas sociales, entre otros), se podía dilucidar que todos, más allá de sus posturas político-ideológicas, consideran que el aborto es una situación no deseada por ninguna persona; ¿cómo podrían saberlo? Es probable que ninguna mujer se sienta cómoda ante la situación de un aborto, pero también es probable lo contrario. Además, en caso de que la primera situación sea más posible: cuál es el motivo de dicho malestar. Verdaderamente: ¿es algo natural o ideológico sentir angustia? Biológicamente el aborto no necesariamente tiene que ser una situación indeseada. Ante este planteo, un pensamiento lúcido podría señalar que orgánicamente la gestación de una vida no puede ser interrumpida. ¿Por qué no? Una criatura no aflora naturalmente, por ejemplo, “cuando las chicas cumplen quince años”. Una vida es creada mediante una relación corporal entre dos personas (siempre desde el plano biológico arcaico). En el mismo marco podría encuadrarse la situación de un aborto. Una persona, en relación con el mundo, decide matar (biológicamente) lo que creó junto a otro ser; entonces: ¿cómo puede vociferarse que el aborto es antinatural? Si en definitiva la muerte se da en relación con el mundo al igual que la vida. ¿Acaso la muerte no es biológica? Particularmente la intención de estas palabras no es convencer a nadie, sino generar preguntas que cada uno deberá contestarse (seguramente con nuevos cuestionamientos). Asimismo, el interés de este ensayo dominguero (escrito un lunes de franco) pretende cuestionar la falsa creencia que manifiesta que el aborto es una práctica inmoral. ¿Por qué? ¿Por qué se debe sentir culpa por no querer ocho hijos? Si en definitiva, entre aquellos que pregonan la pena de muerte la culpa jamás dice presente.

lunes, 7 de enero de 2008

Domingo de calor


"Quedémonos en la cama y prendamos el aire, ¿si?".

sábado, 5 de enero de 2008

Compartir


Esta semana una amiga me recomendó el blog de Daniel Link. Charlamos (casi siempre mediante mails) que sería atractivo colgar blogs "amigos" a ML. Amigos virtuales (no los conocemos, claro está). Usualmente, el año pasado (parezco La Nación armando las oraciones al revés), subíamos artículos que llamaran nuestra atención. No tenían que estar escritos por nosotros, ni por ningún conocido. Nos gustaba compartir notre musique. Sin embargo dejamos de publicar notas de otros. Una compañera de trabajo me preguntó irónica: "¿Fontanarrosa escribe para tu blog?" El comentario me ruborizó. Decidí no volver a subir artículos de plumas conocidas.

Esta tarde me crucé con la literatura de Link en el periódico Perfil de los sábados. Con seguridad el año pasado hubiera subido sus letras directamente. Aquí y ahora estoy cohibido por una rosarina naturalizada carioca. No voy a hablar del artículo de Link, leelo. Mi ejercicio es escribir y, de paso, compartir la bella arquitectura de las palabras de otros que, en definitva, uno solo elige visitar.

viernes, 4 de enero de 2008

Culo*


De camino al laburo vi la tapa de una revista (creo que la Mu, el periódico de La Vaca): "Abajo la culocracia", dice su principal título. Ya en el laburo me encontré con el suplemento Las 12 de Página/12: "Un recorrido por los significados y las intervenciones que EL CULO provoca", se puede leer en su tapa con la imagen de un culo de fondo. Casualmente la nota sobre culos de Las 12 también cita la tapa de Mu (confirmando mi observación callejera). ¿¡Qué carajo pasa con el culo!? Entiendo a Hombre, Playboy, Maxim... Gente, etc., pero casualmente me llama mucho más la atención la postura reactiva de publicaciones contra las revistas pelotudas. Hace, fácil, más de una década (desde los noventa, tal vez), que el culo se transformó en un objeto de cul(t)o de los medios de comunicación. Inmediantamente (burlándome de aquellos que dicen que la aguja hipórdemica de Adorno no existe más), el culo se convirtió en un asunto importante tanto para los tipos como para las minas. De repente los flacos comenzaron a preocuparse seriamente por el tema (que trasciende el verano), mientras que las minas iniciaron un scouting de chavales con buen culo. Existirán mil teorías filosóficas, sociológicas o psicoanalíticas (que le dan de comer a más de uno), que pueden explicar de manera genial todo este tema, sin embargo el asunto es más sencillo: dediquémonos a coger... no rompamos más las pelotas.

*Culo (del lat. culus). 1.m. Conjunto de dos nalgas. 2.m. En algunos animales, zona carnosa que rodea al ano. 3.m. Ano. 4.m. Extremidad inferior o posterior de algunas cosas. Culo de botella. 5.f. Notas berretas sobre culos; incluso ésta... ¿cuál?.

jueves, 3 de enero de 2008

La verdad al quirófano


Por Ignacio Maciel

Desligar a la verdad de la tranquilidad de las identidades, de su paz perpetua, e introducirla dentro de las esferas peligrosas en donde el absurdo linda con la violencia diáfana de las coherencias. He aquí el proyecto que Nietzsche inaugura y que Foucault continúa, dándole la carnadura histórica de las minucias, de aquellos sucesos desdeñados por las cumbres solemnes a la que han escalado tanto la historia como la filosofía. La verdad a la que apuntaban filósofos e historiadores era un juego de reconocimientos libres de humo; un juego de continuidades sin mácula que permitan la ciencia estricta de la futurología y la tranquilidad de encontrar siempre el mismo rostro en el espejo. La verdad como ansiolítico y como punto de partida. Ahora bien, ¿por qué decimos que Nietzsche y Foucault tienen como propósito (el mismo propósito) descalabrar esa trama discursiva que se ha erigido a nuestras espaldas y a la que llamamos verdad? En primer lugar, porque rechazan de plano la inconcebible idea de una verdad que trascienda lo humano. En segundo lugar, porque el hombre (ese invento de hace apenas dos siglos) no es el espécimen privilegiado del orbe que tomará esa verdad que lo trasciende y la llevará hasta las cimas, hasta la más algebraica pureza. No. Este animal inteligente inventó el conocimiento, es decir, la verdad, movido por la vanidad y la sed de poder y dominio. ¿Y si nos mantenemos sólo dentro de lo humano y buscamos la pura esencia de ese invento? ¿No existe, al menos, pureza de la verdad humana y sólo humana? Nuevamente, no. Pues la verdad, para Nietzsche, y este es el punto de anclaje de toda la obra foucaultiana, es vinculante, surge de la mezcla, del enfrentamiento, del choque de las espadas que producen chispas de diferente material al de las espadas. La verdad, desde su comienzo, es mestiza. Porque no nace de la contemplación sino, más bien, del combate. Entonces, a lo largo y a lo ancho del devenir, la verdad tiene tantos comienzos como combates haya: nunca fija, siempre móvil la verdad. Pues bien, a esa movilidad de un “ejército de metáforas”, Foucault lo llama discontinuidad o episteme. Resumiendo (que no es sino una forma de la brutalidad): sólo a partir de la reconceptualización que Nietzsche hizo de la verdad fueron posibles los análisis aplicados de Foucault a la locura, la prisión, las ciencias humanas, etc.

Tanto Nietzsche como Foucault ponen a la verdad en la mesa de disección: la abren, la desmenuzan, escrutan sus órganos más ínfimos y sus lógicas de funcionamiento vital. Se lanzan, sin mezquindad y sin pudor, a soportar la certeza del más preciado de los artilugios temporales que el hombre ha urdido para buscar una eternidad siempre postergada. La verdad tampoco puede escapar a la finitud.

Nietzsche en el siglo XIX; Foucault en el XX. Y la verdad en el quirófano, como cualquiera de los mortales.

miércoles, 2 de enero de 2008

Jules et Jim... + Catherine


Por P.E.

Alguna razón debe haber tenido Truffaut para dejar afuera al personaje Catherine del título de su película “Jules et Jim” (1961). Está claro que el realizador francés pensó que la amistad entre los dos chavales (Jules y Jim) que se enamoran de una misma mujer (Catherine), es el relato principal. Sin embargo, ¿cómo quitarle protagonismo a la femme (o die ehefrau, de acuerdo a su origen alemán) que genera el nudo de la historia?

Para Truffaut pareciera que Catherine (Jeanne Moreau) carece de responsabilidad en la ampliación de un triángulo amoroso, que amenaza permanentemente romper con una amistad que no fue partida siquiera cuando tuvo que enfrentarse en la Gran Guerra (Jules peleó para Alemania, mientras que Jim hizo lo mismo pero para Francia). Ella, de acuerdo al director, sólo es portadora de un espíritu libre carente de compromiso por los sentimientos ajenos.

Desde aquí, en principio la intención era destacar el papel miserable de una mujer que no puede amar... que tiene pavor de hacerlo. Que nunca puede llegar a ser abandonada porque jamás se entrega por completo a un hombre. Quería señalarse el rol detestable que puede cumplir Catherine interponiéndose en una amistad de años. Sin embargo, cómo no escribir acerca de la debilidad de Jules y Jim.

Cómo no escribir sobre dos tipos que permiten que el egoísmo de una mujer se entrometa en una relación de fidedigna amistad. Pese al importante papel que pueda cumplir Catherine, no deja de ser un personaje insignificante, no sólo en la película, sino en la vida. Truffaut eso lo sabe demasiado bien. Por eso la deja que se ahogue sola en su propio ego. Por eso la película sólo se llama “Jules et Jim”.

martes, 1 de enero de 2008

¿La vuelta?


En “La noche de los dones” de El libro de arena de Borges “se debatía el problema del conocimiento. Alguien invocó la tesis platónica de que ya todo lo hemos visto en un orbe anterior, de suerte que conocer es reconocer; mi padre, creo, dijo que Bacon había escrito que si aprender es recordar, ignorar es de hecho haber olvidado”.

De alguna manera, Malón Literario 2.0 es justamente eso: un reconocimiento de algo visto. De ninguna manera aquí se pretende hacerle creer al lector desprevenido que está frente a una creación ex nihilo (de la nada), sino todo lo contrario, se le está advirtiendo que aquí va a encontrarse con letras que, tal como invoca la tesis platónica, fueron leídas en un universo precedente.

Es a partir de este pobre análisis que se evitará manifestar que Malón Literario 2.0 es “la vuelta” de Malón Literario, tampoco es una vanguardia ni nada por el estilo, sino simplemente es como “un pueblo de provincia que es idéntico a los otros, incluso hasta en lo de creerse distinto”. Bienvenido dos mil ocho.