sábado, 25 de agosto de 2007

Anoche


Por Ignacio Maciel

los dos amantes, cara a cara.
la mesa los separa como una fatalidad.
hablan. poco les importa el mundo,
ese vago rejunte de objetos y artificios.
saben de antemano que el cuerpo puede
ejecutar sus magias; saben que cualquiera de ellas
será demasiado trivial, demasiado indigna
frente a la metafísica que han forjado
a fuerza de palabras evasivas
y miradas directas. callan.
un rumor de afinidad los conmueve.
la mesa queda abolida.
a esa altura de la noche todo es irreal,
menos el laberinto de ensueños
que han entretejido sus ojos.