Por Alfredo García* (*Publicado en Radar, 05/08/07)
Tal vez sea la mejor escena de rock de toda la historia del cine: el fotógrafo que encarna David Hemmings en Blow Up entra por azar a un antro rockero donde una banda enloquece a los pelilargos presentes. El grupo toca un tema frenético, pero uno de los guitarristas tiene problemas con la amplificación, y destroza su instrumento para luego arrojarlo al público. Todos se pelean por quedarse con los restos de la guitarra, pero el protagonista les gana y huye con el trofeo, perseguido por los fans. Una vez en la calle, la tira como basura ante la indiferencia de los transeúntes.
La banda rompeguitarras es nada menos que The Yardbirds, durante el breve lapso en el que contaba con dos superastros de la guitarra como Jimmy Page y Jeff Beck (que estaba a punto de abandonar la banda, pero aparentemente se quedó para aparecer en el film, rompiendo la guitarra al estilo Pete Townsend de The Who).
En realidad, Antonioni había concebido la escena con el grupo The Velvet Underground en mente, pero nadie se ocupó de traer un grupo desde los Estados Unidos teniendo tanto músico suelto en el Swingin’ London (esto a pesar de que la cantante Nico ya había tenido una aparición actoral en La dolce vita de Federico Fellini). Ante la ausencia de Lou Reed y los suyos, Antonioni tomó contacto con un flamante grupo de rock psicodélico, The Inn Crowd, a punto de triunfar con un hit de homenaje al LSD, “My White Bycicle”, que grabaron ya rebautizados como Tomorrow. Pero, por motivos no documentados, The Inn Crowd fue reemplazado por los más importantes Yardbirds, que de todos modos les guardaron un pequeño rol en la escena, tal vez no demasiado generoso: la guitarra que rompe Jeff Beck es la del violero de The Inn Crowd/Tomorrow, el joven Steve Howe, luego célebre como miembro de la superbanda setentista Yes.
Pero la banda sonora de Blow Up es un disco de culto para los fans del jazz, ya que fue el primer trabajo en el rubro del pianista Herbie Hancock, que apenas se despegaba del quinteto de Miles Davis. Hancock no tenía muy claro el tema de composición para cine, es decir musicalizando una escena en cuestión en sincro con las imágenes. Antonioni lo tranquilizó explicándole que el trabajo era más fácil que eso, dado que la música incidental sólo se escucharía cuando un personaje prendiera la radio o pusiera un disco. De todos modos, la noche del estreno, Hancock quedó totalmente decepcionado, y fue a decirle al director que jamás había escuchado su música en ninguna escena. Tiempo más tarde, el pianista meditó sobre el asunto y, dándose cuenta de que en el estreno no había ido a ver la película sino a escuchar sus composiciones, le dio otra oportunidad a Blow Up, esta vez dándole importancia al todo y no sólo a la música. Y quedó conforme.
Los que nunca quedaron conformes fueron los gigantes del sonido psicodélico convocados por Antonioni para su film maldito, Zabriskie Point. Pocos saben que el director italiano convocó originalmente a los Doors, que incluso llegaron a proveer su tema “L’America”, pero que Antonioni dejó afuera del film. Los miembros de Pink Floyd contaban que no había modo de satisfacer al cineasta, que incluso dejó fuera del score un tema que luego aparecería en The Dark Side of the Moon como “Us and Them”. Finalmente, el único tema de Floyd al que realmente se le da importancia en relación con las imágenes es un tema preexistente, al que sólo le cambiaron el nombre: “Come in Number 51, your Time Is Up”, utilizado en la escena en la que todo explota como en un mal ácido, no es otra cosa que el viejo instrumental “Careful with that Axe Eugene”, uno de los puntos culminantes del Pink Floyd pos Syd Barrett.