Por Andrés Calamaro* (*Publicado en Radar, 12/08/07)
Sospecho que Ariel Rot es un permanente extranjero... Lo es en sus dos patrias... No deja de ser un original privilegio ostentar tu categoría de extranjero incluso en tus propios dos países, por suerte (Rot) habla el idioma fluido y sentido de sonido y sensibilidad, de las guitarras, que hablan, y de las palabras, que escribe y canta...
Sus raíces son sus propios dedos, dedos nervios raíces, que no dejan de enterrarse para seguir encontrando la mayor pureza...
Ariel Rot habla con la guitarra, pero también es un contertulio ideal... contenido y entregado al diálogo tibio...
Siéntate a hablar con Ariel de guitarras, de libros, de cocina, de cine... de bueyes perdidos... comparte tu vino y tus humaredas con este artista apátrida y sin embargo arraigado... en sí mismo y en la verdad.
Muchas veces me pregunto, y se preguntarán ustedes, qué habría sido de Ariel si el puerto final de su guitarra o su exilio setentista hubieran sido los Estados Unidos... Sin duda sería un guitarrista respetado y admirado en el rock y en el blues, acaso más que en estas antípodas de los núcleos históricos del blues.
De nada puede quejarse aquel que lo tiene todo, pero vivimos tiempos y lugares donde las multitudes prefieren aplaudir la decadencia y caída de un músico... No será el caso de este guitarrista que tiene planta y parada de espléndido violero encendido.
30 años de Ariel Rot son 30 de chispa permanente, aquella sin la cual el fuego no se enciende... y no prende. Son de rebelión ante la indiferencia de aquellos que prefieren vivir sin estrellas, sin un cielo estrellado de discos y música capaz de convertir tu vida... y la de cualquiera... Como cambiaron vidas los discos de Tequila, como te embriaga un buen disco de Ariel, que es como un vino... y el mérito que corresponda a los discos que compartimos como integrantes integrales de Los Rodríguez (no me corresponde a mí decir que cada día suenan mejor).
Este gran volumen de retrospectiva y relectura es la vida misma del músico, un guitarrista de tres estrellas en la guía Michelin.
Personalmente puedo presumir de un compañero, y un amigo, como el doctor en guitarromaquia, Ariel Rotenberg Rot.